Dice Sarah Connor que "No hay destino, sólo existe el que nosotros hacemos".

Y creo que por fin entedí eso en el libro de "El hombr en busca de Sentido" de Viktor Frankl

La pregunta por el sentido de la vida

Lo que de verdad necesitamos es un cambio radical en nuestra actitud hacia la vida.

Tenemos que aprender por nosotros mismos y* después, enseñar a los desesperados que en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino si la vida espera algo denosotros.

Tenemos que dejar de hacernos preguntas sobre el significado de la vida y, en vez de ello, pensar en nosotros como en seres a quienes la vida les inquiriera continua e incesantemente. Nuestra contestación tiene que estar hecha no de palabras ni tampoco de meditación, sino de una conducta y una actuación rectas. En última instancia, vivir significaasumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los problemas que elloplantea y cumplir las tareas que la vida asigna continuamente a cada individuo.

Dichas tareas y, consecuentemente, el significado de la vida, difieren de un hombre aotro, de un momento a otro, de modo que resulta completamente imposible definir elsignificado de la vida en términos generales. Nunca se podrá dar respuesta a las preguntasrelativas al sentido de la vida con argumentos especiosos. "Vida" no significa algo vago, sinoalgo muy real y concreto, que configura el destino de cada hombre, distinto y único en cadacaso. Ningún hombre ni ningún destino pueden compararse a otro hombre o a otro destino.Ninguna situación se repite y cada una exige una respuesta distinta; unas veces la situaciónen que un hombre se encuentra puede exigirle que emprenda algún tipo de acción; otras,puede resultar más ventajoso aprovecharla para meditar y sacar las consecuenciaspertinentes. Y, a veces, lo que se exige al hombre puede ser simplemente aceptar su destinoy cargar con su cruz. Cada situación se diferencia por su unicidad y en todo momento nohay más que una única respuesta correcta al problema que la situación plantea.

Cuando un hombre descubre que su destino es sufrir, ha de aceptar dicho sufrimientopues ésa es su sola y única tarea. Ha de reconoces el hecho de que, incluso sufriendo, él esúnico y está solo en el universo. Nadie puede redimirle de su sufrimiento ni sufrir en sulugar. Su única oportunidad reside en la actitud que adopte al soportar su carga

En cuanto a nosotros, como prisioneros, tales pensamientos no eran especulacionesmuy alejadas de la realidad, eran los únicos pensamientos capaces de ayudarnos, deliberarnos de la desesperación, aun cuando no se vislumbrara ninguna oportunidad de salir con vida. Ya hacía tiempo que habíamos pasado por la etapa de pedir a la vida un sentido,tal como el de alcanzar alguna meta mediante la creación activa de algo valioso. Paranosotros el significado de la vida abarcaba círculos más amplios, como son los de la vida y lamuerte y por este sentido es por el que luchábamos

La vida no tiene un sentido preestablecido. Lo vamos construyendo a diario con nuestras acciones. Cada pequeña decisión, cada acción van construyendo el sentido que le estamos dando nosotros a la vida.Si tiene sentido pensar en hacer algunas cosas a corto y mediano plazo, establecer algunas metas a largo plazo. Pero no parece seguro que si uno forja una visión de largo plazo esta se vaya a cumplir a rajatabla de la manera en que uno la vislumbró la primera vez.No quiero decir que no se puedan cumplir las metas de nada. Sólo que uno tiene que entender que debe ser flexible en el camino porque no es posible controlar todos los aspectos que se van a encontrar. Así que si una visión de una vejez tranquila, una visión de una cierta calidad de vida está bien.Y luego pensar que para eso se necesitan ciertos pasos intermedios como un trabajo una educación tratar de conservar la salud.Entonces si metas a mediano plazo, metas a corto plazo.Acciones, actividades cotidianas. El devenir diario. Eso es lo que va dándole sentido a la vida

Construir un proyecto para la segunda mitad de la vida.

Algo que indique claramente el camino, para no confundirnos con las emociones que suben y bajan. Elaboremos un inventario de los logros alcanzados y de los recursos con los que contamos para llegar a la meta propuesta. Apreciemos nuestras capacidades y la inteligencia que nos identifica. Definamos claramente nuestra meta, hacia dónde nos dirigimos, qué esperamos haber alcanzado en 10 y 20 años. Evaluemos nuestros logros, apreciemos nuestro proyecto de vida y decidamos que viviremos cada etapa con intensidad y realismo.