Las personas necesitamos convivir dentro de existencias que posean significado real, que tengan sentido de ser vividas. Necesitamos de actividades que posean carga de trascendencia, que lleguen más allá de nosotros mismos, que impliquen mayores grados que sólo nuestra constatación de los hechos. Uno de los dramas de vivir "como si" todo fuese un trámite, es justamente lo carente de significado que es dicha perspectiva. El significado de los eventos de la vida no es garantizado por los hechos mismos, han de ser demarcados como valiosos, visto como relevantes y valorados como importantes. Esto es tangiblemente cierto, por ejemplo, en el amor, y es de extremada y primera relevancia en el trabajo, y por lo tanto, en las culturas organizacionales como tales.

Qué es la cultura de una organización