Antes de moverte, frená. El silencio es la puerta de entrada a lo que realmente necesitás. No te apures.
No podés avanzar si estás peleado con tu presente. Aceptar no es rendirse: es tomar conciencia.
Poné en palabras lo que ya no va más, pero también lo que sí querés empezar a crear.
¿Por qué querés reinventarte? Encontrá una razón emocional, no solo lógica. Eso te va a sostener.
No hagas una lista de 20 cosas. Elegí una sola acción pequeña, concreta, que puedas hacer hoy.
No todo el mundo va a entender tu cambio. No expliques de más. Cuidate.
Identificá personas, espacios o recursos que te inspiren en vez de drenarte. Y sumalos a tu día.
Anotá todo lo que vayas haciendo, aunque parezca poco. Verlo escrito te da fuerza.
No todo va a salir bien. Pero no necesitás perfección, necesitás continuidad.